lunes, 20 de junio de 2011

EL HOTEL

Nos recibieron con muchísima amabilidad dirigiéndonos hacia la zona que está justo delante de las piscinas y el Spa.
Ya estábamos todos como locos por desayunar y darnos un chapuzón cuando desde la organización nos dijeron que el desayuno no llegaría hasta las once, pues el hotel no tenía previsto que desayunásemos en su restaurante y no podía prepararlo para un grupo tan grande en tan poco tiempo.
La delegación española reaccionó rápidamente y se fue a un supermercado a comprar alimentos para poder desayunar, así que todos pudimos comer sin problemas, sobre todo aquellos que no pueden pasar demasiadas horas sin comer por problemas de salud.
Ya sólo nos faltaba que nos entregasen las tarjetas de la habitación para poder hacernos con el hotel y, sobre todo, con su piscina. Pero no tuvimos mucha suerte y nuestras habitaciones no estaban ocupadas y no pudimos disponer de ellas hasta que los actuales huéspedes las dejaron, pero eso no fue hasta la 1 del mediodía.

Como enseguida teníamos que ir al comedor dejamos lo de la piscina para la tarde y nos dispusimos a instalarnos en las habitaciones, que por cierto son muy espaciosas, con todos sus lujos, con su terracita y un impresionante cuarto de baño. Lo mejor del hotel es que no es la típica torre, sólo tiene dos pisos y una distribución tipo edificio de apartamentos, que lo hacen muy acogedor.

Después de vaciar las maletas y ducharnos nos fuimos al comedor y disfrutamos de un variado bufet que fue del agrado de todos.
Al acabar quedamos en recuperarnos con una pequeña siesta y aprovechar para darnos un chapuzón antes de la cena. Pero hoy no fue el día para el chapuzón, estábamos tan cansados que nadie se despertó en toda la tarde, por lo que llegamos con el tiempo justo para cenar.

Anécdota del día: Al llegar al hotel, uno de los encargados nos instaba muy amablemente a que le siguiésemos, nosotros le decíamos que estábamos recogiendo las maletas y que no podíamos ir con él, el insistía e intentaba explicarnos algo que nosotros no conseguíamos entender; así que seguimos con las maletas hasta que nos fijamos que unos empleados del hotel estaban recogiendo las maletas y trasladándolas hasta el vestíbulo mientras uno de los deportistas intentaba quitarles su maleta insistiéndoles que no se la llevasen, que era suya.
Fue entonces cuando comprendimos que el hotel se encargaba de recoger todas las maletas y llevarlas hasta las habitaciones. ¡Lo que es no tener experiencia en este tipo de hoteles! Habrá que prodigarse un poco más por estos lugares para no volver a quedar en evidencia.

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